Dos
Querido Cedric: Hoy, hace dos años, mientras atardecía, nos vimos por primera vez.
La gente dice que el amor que uno siente por los hijos es el más puro, porque se da sin recibir nada a cambio. Sin embargo, entre más convivo contigo más me convenzo de que das más de lo que nunca sabrás.
Hace ya algunos meses que tu propia voz se oye en nuestra casa, con tu lengua de trapo tratas de imitar todos los sonidos que escuchas. Como usábamos al principio señas para comunicarnos, también acostumbras a inventar tus propias señas, tu propia mímica para contarnos tu versión del mundo.
Un día, mientras estabas sentado en tu silla listo para comer, papá te sirvió chayote hervido que tanto te gustaba, pero esta vez, tus ojos brillaron de una forma diferente mientras formulabas tu primera oración: ¿quesesto?
Nos miramos boquiabiertos, mientras seguías señalando con tu dedo y preguntando inquisitivamente ¿quesesto?
”Chayote”, contestó papá, miraste por un momento el plato, como si esa verdura que comías tan seguido, hubiera cambiado por el hecho de ser nombrada. Sonreíste y empezaste a comer.
Desde entonces, todos los días, nombramos el mundo para ti: avión, gato, hermano, ventana, casa, libro, pelo, auto… y todos los días intentas repetir los sonidos que escuchas.
Nombrar el mundo ha ido revelando ante mis ojos mis propios significados, algunas cosas son más difíciles de nombrar, no todas se ven: dolor, lágrima, enojo, llanto, amor, golpe, grito, abrazo, tristeza.
Poco a poco, se vuelve más complicado ir nombrando, ir explicando lo que señalas, lo que preguntas. Entonces, vas aprendiendo que la fresa, la manzana, la mandarina, la sandía, también se les puede llamar frutas, que a los gatos, se les puede llamar familia, que otros como tú pueden ser amigos, que yo soy mamá, pero también lo son tus abuelas.
Hay tantas palabras que no quisiera nombrarte nunca. Tantas.
Hay tantas cosas que no quiero tener que explicar.
Si pudiera nombrar para ti, solo lo hermoso, lo amoroso, lo maravilloso, si pudiera evitar tener que decirte: eso es enojo, esos son celos, eso es dolor, eso es tristeza, eso es miedo, eso es sufrimiento…
Pero no puedo mi amor, confías en mí, lo que yo digo es para ti verdad innegable. Con ello me has regalado el habla consciente. Cuido lo que digo, porque tú me oyes.
La forma en que te trato, es la forma en que tratas a los demás, con ello me has regalado observar cuidadosamente mi cuerpo y como lo uso cuando te toco.
La forma en que te veo, es la primera aproximación a cómo te ves, te verás, con ello me has regalado, emprender el camino de sanacion, para como me veo a mí misma.
No puedo darte nada que no tenga, así es que al volverme tu mamá, he tenido que trabajar en mi, todo lo que te quiero dar.
Quiero que puedas nombrar la fortaleza, la felicidad, la gratitud, la ética, la empatía, la generosidad…
Aprendo que así como lo “malo” en mí no soy yo, lo “malo” en ti no eres tú, Son momentos, son circunstancias.
Es un honor poder nombrar el mundo para ti, sé, que tan pronto como estos dos años pasaron, llegara el día en que buscaras tus propias formas de nombrar.
¿Quesesto? Preguntaste mientras señalabas tu imagen en el espejo; es Cedric, dije. Ah sí, contestaste como lo haces para afirmar algo, te sonreíste, te contaste algo que no entendí y seguiste jugando. Mientras yo pensaba en las limitaciones de mi lenguaje para contarte todo lo que eres.
Feliz cumpleaños. Te amo y siempre te amaré.
Leave a comment