Menu

Siempre me ha gustado el cine, al crecer con TV abierta tenía acceso a las mismas películas palomeras que pasaban en el Canal 7 y en TV azteca cada fin de semana y en vacaciones (perdí la cuenta de las veces que vi Mi pobre Angelito en vacaciones de Navidad) pero también al canal 9 que era TV UNAM y al Once TV que era del politécnico, en los que pasaban más cine de arte o de autor. Evidentemente, vi cosas que no debía ver (por mi edad) y que me dejaron muy impresionada, que me gustaban o me daban miedo, aunque no entendía la razón o que me hacían llorar sin que la escena fuera precisamente “triste”. Me parecía, pues, que este tipo de cine me hacía sentir cosas que Mi pobre angelito no, por ejemplo, me dejaba pensando por días, me invitaba a hacerme preguntas y bueno, me parecía, por lo tanto, más interesante.

La entrada a la adolescencia que “solidifica” todos estos gustos en una identidad “yo soy porque me gusta…” hizo que despreciara todo cine que no fuera de “arte” y así permanecí muchos años, además años en los que acceder a cine de arte significaba piratear si o si, depender de festivales de unos días en cines comerciales (que claro que no tenía dinero para ir a todos) o de pequeños circuitos de exhibición en la universidad.

Justo fue en la universidad cuando con otros amigos, fundamos un cineclub con la intención de que en esa Ciudad Perrito que habitábamos, sin cineteca (aún no había en esa época) ni exhibición en cines comerciales hubiera un espacio gratuito a donde pudieran asistir a quienes les gustará ese “otro cine”.

Claro, ya dije que era otra Ciudad Perrito, así es nuestras funciones estaban casi siempre vacías, porque no había tanto chique “alternative” pero sobre todo porque nuestra escuela no quedaba precisamente cerca de zona universitaria.

Aun así, recuerdo nuestro Cinematique haus con mucho cariño.

Ahora, después de los primeros años atropellados de ser mamá de mis niños y empezar este camino de la full adultez (trabajar, pagar deudas, cuidar a los papás y a los suegros, etc.) queda poco tiempo para ver películas completas.

He recordado que lo amaba, que lo amo, amo ver películas. ¿La cita de Makima y Denji de verse todas las películas en cartelera hasta que les da la media noche y salir entre peli y peli a comentarla? Planazo, para mí sería una cita ideal.

Por ahora he sobrevivido de anime que dura 20 min por episodio y de series, aunque las series ya me cuestan porque no siempre tenía una hora para chutarme un episodio sin interrupciones y es que… que se la pasen interrumpiéndome me corta el mood.

Conscientemente, quiero volver a ver películas. Así es que como estoy emocionada voy a ir escribiendo aquí las mini reseñas de las películas que voy viendo.

 

Mickey 17 (2025)

Me recordó muchos animes, me hizo reír, definitivamente sería la novia con el 17 y el 18 en el mismo cuarto. Qué gran rango actoral tiene el Pattinson y soy del team: son personas diferentes.

The Dreamers (2003)

Aunque ya es como la 3 o 4a vez que la veo, esta vez fue muy diferente porque la última vez la vi sin hijos y con poca distancia entre las edades de los protagonistas y la mía. Esta vez sentí una ternura increíble por sus acciones, por su rebeldía, incluso por su erotismo, también entendí a los papás, recuerdo que las primeras veces la vi me parecía que se lo habían tomado muy bien, esta vez me quedo claro que era la única opción. En fin, es cine.

Robot Dreams (2023)

Me acuerdo de que vi mucha queja de que el perro no había intentado lo suficiente con robot, no tengo pruebas, pero cero dudas de que son los que le rogaron mucho al ex y regresaron, pero obviamente ya no funcionó.

A mí me parece maravilloso, esperanzador y real, el hecho de mostrar que cuando una relación de amistad o amorosa, deja de funcionar (por la razón que sea) es posible, deseable y no hay nada de malo (vivirlo sin culpa, pues) moverse a otra relación, en donde serás nutrida sí de otra forma, sin que sea totalmente diferente a lo que tenías antes, ya que es innegable que tenemos inclinaciones y gustos (por ejemplo cuando Perro busca otro robot) y también moverse no significa que lo anterior no tuvo valor, que no puedes extrañar al ex cuando escuchas la canción que era «suya»  o cuando notas las similitudes (o las diferencias).

The girl with the needle (2024)

Que sea en blanco y negro enfatiza lo sombrío de los hechos. Está feo el samsara y todo el sufrimiento humano y también está bien feo ponerse en los zapatos de esas madres y saber que muy probablemente hubieras estado de los dos lados.

Legalmente Rubia (2001)

Nos la encontramos en Mubi y la vimos de nuevo como por 20va vez. Definitivamente adelantada a su época, sigue siendo una comedia divertida que nos enfrenta con nuestros estereotipos (incluido el estereotipo de que es totalmente boba y superflua)

El planeta Salvaje (1975)

La primera vez que la vi tenía unos 9-10 años, me la encontré por casualidad en el canal 22 y pensé “caricaturas…caricaturas raras”. Esa noche tuve pesadillas. Sigue siendo maravillosa, aunque el ritmo me pareció extraño, no necesariamente para mal.

Chainsaw Man – La Película: Arco de Reze  (2025)

Si bien, dije que este tiempo sin ver peliculas completas vivi de series y anime, no es queja. Amo el anime, siempre me parece una tristeza que las personas sigan con el sesgo de que si es animación o «caricaturas» es para niños.

Yo ya había leído el Arco de Reze y me destruyó, pero ne-ce-si-ta-ba verlo animado y fue tan atroz como en el manga. Sin spoilear amé la forma en que retratan como se construye la relación entre Denji y Reze, estas primeras relaciones en las que es tan fácil enredarse, los coqueteos, la intensidad de algo tan inocente como rozar los dedos o ser tocado en el hombro y ese sentimiento, esa claridad, ese sobresalto de notar que sin forma de evitarlo: te estas enamorando.