Gracias a la vida….
Algunos escucharon durante su infancia a Pink Floyd o The Beatles, los Rolling forman parte del soudtrack de sus tardes o las aventuras -apropiadamente censuradas- de Avandaro les fueron contadas en las sobremesas de la niñez. Algunos otros, tienen de recuerdo boleros o norteñas, etc. Lo que es cierto, es que cuando somos pequeños, no […]
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- Mamá gato

Algunos escucharon durante su infancia a Pink Floyd o The Beatles, los Rolling forman parte del soudtrack de sus tardes o las aventuras -apropiadamente censuradas- de Avandaro les fueron contadas en las sobremesas de la niñez. Algunos otros, tienen de recuerdo boleros o norteñas, etc.
Lo que es cierto, es que cuando somos pequeños, no escuchamos nuestra propia música, sino la que nuestros padres oyen. «Nuestra» música suele reducirse a interpretes infantiles, mis discos eran una colección de 12 acetatos de Cri Cri, un disco de 45 r.p.m de Lucerito -cuando todavia era Lucerito- y Katty la oruga, el disco de «Navidad con los Pitufos» y más tarde, el soundtrack de «Los cazafantasmas».
Mis papas no crecieron durante los 60, su generación de los 70´s se refugio en un «delay» de conciencia social, arrastraban aún el impetu de los sobrevivientes de Tlatelolco y se refugiaron en la música de «protesta». Así, desde que tengo memoria, en mi casa se oia lo que ahora llaman Trova: Violeta Parra, Mercedes Sosa, Óscar Chavez, Víctor Jara, Silvio Rodriguez, Pablo Milanes,Atahualpa Yupanki, etc.
La trova que mis papas escuchaban, hablaba sobre problemas sociales, gente pobre, guerrillas en otros paises. Desde que tenia unos 8 años, me iba permeando -casi sin querer- de historia de Latinoamerica. Recuerdo el impacto que me causo una canción de Violeta, que se llamaba «El angelito», porque poniendo atención a las metaforas entendi que hablaba de un niño muerto…pero si Cri Cri nunca hablaba de muerte.
En un disco homenaje a Víctor Jara, me enteré que habia muerto asesinado. Cuando pedí explicaciones, escuché por primer vez de Chile, Pinochet y la matanza sistematizada en un estadio chileno -ahora Estadio Víctor Jara-.Una cosa llevó a otra, a través de Chile llegue a Salvador Allende y claro, eventualmente a Cuba.
Como niña comunista, el Che era mi heroe y Cuba -junto con Fidel- era un paraíso que había resistido los embates del apestoso regimen yanki.Eran mis «hermanos», mis «compañeros».
Aprendí a muy temprana edad, lo que significaba el 2de Octubre y la palabra Tlatelolco; cuando tenia como 13 años le rogue a mis papas que me llevaran a la plaza de Tlatelolco en unas de las vacaciones con mis abuelos y aún guardo un poster de protesta original de los años 70.
Me enteré de como la juventud era perseguida si eras universitario o si encontraban en tu casa libros del Che o discos de protesta. No me dejarón ver «Drácula» porque tenia desnudos, pero me dejaron ver «Canoa», la película mexicana basada en la matanza de unos trabajadores universitarios en un pueblo….no pude dormir por dias.
Ahora, rara vez escucho Trova, la inocencia sobre Cuba se me escapó, sigo teniendo «conciencia social», pero mi generación apática no ayuda…además, mis papas tambien olvidaron su juventud y ahora creen que lo que ven en la Tv es cierto, ya se les olvido que como en el 68, la tv no es más que una herramienta del gobierno. Siguen pensando que las drogas son malas y que los zapatistas no hizieron nada por el país.
Aún soy fan -eso sí- de Óscar Chavez, me gusta mucho su voz y las veces que lo he visto en vivo su altura y presencia me han cautivado.
Aún escucho la música de mis papas, me la sé de memoria. En la memoria se queda, que a mi hermano lo arrullaban con «Duerme Negrito», una canción donde una nana le canta a un negrito hijo de una esclava, que va a trabajar enferma y de luto para el «negrito chiquitico» y que cuando decia «y si el negro no se duerme, viene el diablo blanco y ¡zaz!, le come la patita», nos hacia cosquillas. A veces, me dicen negra, pues a pesar de ser blanca, los celos me hizieron exigir a mis padres que me llamaran tambien «negrita» ¿por qué solo mi hermano podia tener ese apelativo cariñoso?. Aún a mi sobrino, enredado en su rebozo le cantamos el «duerme negrito»…y le hizimos cosquillas si no se queria dormir.
En mayo cumplo 28 años…creo que «recordar» la infancia se empieza a hacer recurrente. Y no lo digo porque me sienta «vieja», sino porque me siento más lejos de la infancia.
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