Let it happen: estoy embarazada
Cuando decidí iniciar un blog (por allá del 2004) siempre fue mi idea mantearlo como una continuación de mis diarios de papel; a diferencia de mis diarios, mi(s) blogs van más dirigidos a tener un registro personal de mis opiniones y pensamientos, los veo como una cápsula del tiempo para no olvidar la persona que […]
Cuando decidí iniciar un blog (por allá del 2004) siempre fue mi idea mantearlo como una continuación de mis diarios de papel; a diferencia de mis diarios, mi(s) blogs van más dirigidos a tener un registro personal de mis opiniones y pensamientos, los veo como una cápsula del tiempo para no olvidar la persona que era y entender mejor la persona que soy.
Y sé que a la persona que era le sorprendería mucho saber que este año tenía dos metas que cumplir: casarme y embarazarme.
No porque no lo haya considerado nunca, sino porque ahora son un hecho.
Mientras terminaba el 2015, mi Zorro y yo decidimos que 2016 era un buen año para dar grandes pasos.
Sin embargo, cometimos el error de admitirlo frente a nuestros padres y algunos amigos (¿cuándo van a tener hijos? Preguntaban. El año que viene, respondíamos), así es que se volvió un poco estresante que se la pasarán preguntando si ya estaba embarazada (aparte de que me hacían sentir gorda), así es que ese es el primer consejo que les doy en estas cosas, si ya lo decidieron sigan fingiendo demencia, la presión puede hacer estragos.
Un poco desanimados porque no «pegaba», sobre todo yo estaba un poco preocupada, siempre existe ese pensamiento subconsciente de que puedes estar «descompuesta» o de que tal vez si «esperaste demasiado».
So, decidimos dejarlo fluir a su ritmo y enfocarnos en nuestra meta de casarnos. Tuvimos unas bodas de ensueño, nos sentimos bien queridos y súper bendecidos y (creemos) que entre nuestra ceremonia budista y nuestra boda por el civil, sucedió: nos embarazamos.
Ahora, quiero contarle a mi yo del pasado, cuál es mi opinión actual sobre lo que antes pensaba de tener hijos.
- Los hijos te limitan.
Querida, tienes razón, va a ser más complicado viajar, ir de fiesta, incluso ir al cine será toda una odisea. Me da mucho gusto haber tenido esto claro durante mi adolescencia y mis veintes, aunque respeto los tiempos de cada persona, creo que definitivamente los hijos deben venir por lo menos después de los 28 ( o mejor aún de los 30), antes de eso, viaja, diviértete, conócete, rómpete y vuélvete a armar.
- ¿Para qué traer un hijo a este mundo que está tan jodido?
Bueno, era algo pesimista y nihilista. No diría que hoy soy optimista, más bien diría que me he vuelto más realista: el mundo siempre ha estado jodido. Además, no hay que quedarse nada más con lo que dicen los medios, todos los que estudiamos comunicación aprendimos algo muy básico: lo horrible es lo que vende. Nunca vamos a ver en la portada de un periódico: persona le da de comer a indigente o familia rescata gatito de la calle. Conozco más gente buena que mala y hay un montón de cosas en el mundo que amo y me emociona pensar en las cosas que este nuevo ser humano podrá amar.
- No es ecológico
Cierto, no hay forma de venir al mundo sin dañarlo, pero sí podemos reducir el daño que hacemos y trabajar en restáuralo. La educación ecológica y el respeto por el medio ambiente será algo que fomentaremos. Y así como decidimos complicarnos un poquito más la vida en nuestra boda con tal de reducir los desechos, buscaremos la forma de que este bebe «no contamine» tanto.
- Gastan mucho dinero
Otra razón por la que creo que se deben evitar los niños en la adolescencia y juventud. No es que ahora gane mucho dinero o sea rica, pero creo que ahora tengo más perspectiva. Se debe tener dinero para lo básico (alimento, hogar, salud) lo demás no es tan importante. Mis mejor recuerdos no son de un juguete caro, sino de los fuertes que nos hacía mi mamá en el patio, de las caminatas a un terreno baldío (horrible, pero que nos parecía mágico) con mi papá a volar papalotes y a llevar a correr a nuestra perra, de un día que mi hermano y yo jugamos durante horas en una caja de cartón enorme o las horas que pasaba haciéndole ropa y jugando con mis muñecas de papel.
- No debes tener hijos nada más para cumplir con un rol preestablecido.
Esto lo sigo creyendo firmemente, nadie debe tener un hijo que no quiere, ni ser mal vista si nunca desea tener hijos o incluso si quiere tener muchos. Ahora veo bien bien claro que la maternidad es un asunto sí de pareja, pero sobre todo personal. Cada mujer debe decidir. Y con todo lo que implica física y psicológicamente gestar otro ser humano, de verdad debe ser un deseo, no una obligación o una imposición, menos un accidente.
- Los niños son odiosos
Jajajjajaja, bueno, creo que los que no son tuyos si lo son, porque como no son tuyos no puedes corregirlos y tienes que chutartelos y hay cada niño…qué bueno.
Pero en general he aprendido que los niños pueden ser muy chidos, están básicamente drogados de forma natural 😜
- No quiero la responsabilidad de causarle traumas a otro ser humano
Ya acepte que voy a ser una mala madre, no porque de verdad vaya a serlo, sino porque estoy consciente de que educar a otro ser humano es muy complicado y es casi imposible no crear uno que otro trauma. Espero que sean traumas pequeños y estoy segura, de que como todos, será capaz de superarlos y seguir con su vida. Por otro lado es increíble la capacidad de los niños para ser como esponjas, me esforzaré por qué «absorban» lo mejor que puedo ofrecer.
- Los hijos son parásitos
Eso también es cierto. Desde nuestra concepción hasta nuestra muerte somos parásitos de nuestros padres, unos más que otros, claro. Creo que la adolescencia y los veintes son una época para ser egoístas y enfocarnos en nosotros mismos, hay quien descubre que no podría compartirse con alguien más y está bien, es mejor ser sincero. En mi caso, tal vez es este nuevo camino espiritual que me ha enseñado lo genial que es ver más allá de uno mismo, puedo ofrecer ser huésped de otro y ponerme un poco de lado. No creo ser menos egoísta, solo tengo otro tipo de egoísmo, por así decirlo.
- Me dan miedo los partos
Pfffff un montón, una de mis pesadillas recurrentes era que iba a dar a luz. He visto partos en vivo y tengo claro lo que puede pasar. Supongo que por eso el miedo. Pero también creo que ahora soy más fuerte, más que física, mentalmente. Sé que me va a doler, pero no estoy dispuesta a sufrir mentalizándome con que va a ser horrible, justo como estoy sobrellevando estos meses de embarazo (me la he pasado algo mal este primer trimestre) me concentro en eliminar obstáculos, en dejar que mi cuerpo haga el trabajo, en confiar en la naturaleza. Desde el inicio de la humanidad billones de mujeres han pasado por el proceso de crear vida y parir, mentiría si no dijera que me siento «milagrosa» y como si todas estas mujeres que ya han dado a luz formarán parte de una gran hermandad de la que seré parte. Sé que sueno algo hippie, a lo mejor son las hormonas 😝
Ahora, las cosas que más bien son reflexiones del presente.
Estamos muy contentos de estar embarazados, nos estamos cuidando mucho y me tienen muy consentida. Fue muy bonito darle la noticia a familiares y amigos y verlos de verdad contentos, no como cuando tienes 15 y sales con tu domingo siete. Nuestras mamás lloraron de felicidad, no de tristeza o angustia. Hemos aprendido que el momento «ideal» no existe, planear un hijo basado en una circunstancia externa no es buena idea, pues muy probablemente jamás se cumpla, lo planeamos basándonos en cómo nos sentimos como pareja y cada uno en particular como seres humanos individuales que somos. Nos parece un buen momento, ya que tenemos una red muy extensa de apoyo, aún tenemos a nuestros cuatro padres vivos (lo cual podría parecer obvio, pero no todos tienen esa suerte) y aún son jóvenes no sólo para disfrutar a este nuevo nieto, sino que seamos sinceros, en algún momento serán ancianos que cuidaremos con mucho amor, pero que también requerirán tiempo y atención que tal vez no podríamos otorgarles con un bebe pequeño. Y eso va también para nosotros, yo tengo 34 años, Anuar 35, queremos tener un bebé ahora que aún tenemos energías para lidiar con ello (y después con un adolescente), pues aunque creamos que la edad es mental no significa que el cuerpo no se gaste. Mucha gente nos ha preguntado si estamos conscientes del gran cambio que va a significar, la verdad es que si no estuviéramos conscientes no lo hubiéramos hecho, sabemos que todo va a cambiar, pero, bueno, hemos aprendió que la única constante del universo es el cambio, todo cambia amigos, todo y todos; aunque no tuviéramos hijos nunca, es imposible mantenernos de fiesta forever, aunque nosotros no cambiáramos, los demás van a cambiar, es más, ya lo hicieron, se mudan de ciudad, casi no nos vemos por el trabajo, se enclaustran en relaciones muy demandantes donde no hay cabida para viejas amistades, etc. El cambio no es malo, resistirse al cambio es lo que provoca sufrimiento. La verdad, estaríamos muy asustados si tuviéramos un bebé y nada cambiara. Estamos seguros que nos va a poner de cabeza, pero estamos dispuestos, estamos listos y ya lo queremos mucho desde ahorita y hacemos con tanto gusto muchas cosas por las personas que amamos. Tener un hijo es como un entrenamiento en la cápsula del tiempo de Goku, a través de él, aprender a amar a todos demás, aprender a respetarlo, a no fijar expectativas, a amar total e incondicionalmente. Y hablando de expectativas, no creemos que un hijo nos vaya a dar «la felicidad», sabemos que la felicidad es una responsabilidad personal y que no hay nada ni nadie que nos la pueda dar, así es que no le pensamos cargar semejante responsabilidad a un niño, que más bien viene a descubrir y a buscar su propia felicidad.
Por lo mismo, no me siento una madre sufrida por no poder salir mucho de fiesta ahora o porque mi cuerpo va a cambiar para siempre, no me parece un sacrificio, estoy disfrutando el proceso gracias a mi maravilloso esposo, estoy fluyendo, dejando que pase lo que debe pasar, confiando y creciendo, es una oportunidad extraordinaria para aplicar el dharma e incrementar mi crecimiento espiritual, lo cual no solo me beneficiará a mi, sino a lebebé, a mi esposo, a mi familia, amigos, compañeros de trabajo, es genial.
Justo estamos acabando el primer trimestre, no tenemos muchas intenciones de bombardear nuestras redes sociales personales con cosas del bebé, aunque obviamente estará presente ya que formará parte de nuestras vidas, como nuestros gatos (los que por cierto, no nos ha pasado por la cabeza abandonar), le vamos a abrir una cuenta de instagram para hacerle un pequeño diario visual y la cual, si quieren, pueden seguir (la cuenta la pueden buscar como: lecubil, es una cuenta privada)
Aún no sabemos si será niño o niña, lo cual nos importa un pepino porque somos feministas, si acaso nos gustaría saber para ir escogiendo el nombre y relacionarnos con él/ella de forma más personal, lo único que queremos es que tenga un renacimiento lleno de luz con todas las condiciones físicas y mentales para disfrutar su preciosa vida humana y volvernos un refugio confiable para él/ella.
La vecina metiche ;)
Es impresionante ver que la lista de «miedos» son exactamente los que tengo sobre el tema. Quiero creer también que es porque no tengo una pareja con la que vivir eso por ahora. Me encanta cómo lo narras, me encanta verlos emocionados, ver al señor Zorro tan metido y tan consentidor jeje. Ese bebé ya es muy querido, ¡felicidades de nuevo!