Tokio blues: perdido en un bosque noruego
And when I awoke I was alone This bird had flown So I lit a fire Isn’t it good Norwegian wood? Norwegian Wood. Beatles Toru Watanabe, es absorbido por un tornado irreprimible: la vida. Sin embargo, no hay vida si no esta poblada de muertos y estos, personajes inquietantes en la trama que hábilmente teje […]
- by
- Mamá gato
And when I awoke I was alone
This bird had flown
So I lit a fire
Isn’t it good Norwegian wood?Norwegian Wood. Beatles
Toru Watanabe, es absorbido por un tornado irreprimible: la vida. Sin embargo, no hay vida si no esta poblada de muertos y estos, personajes inquietantes en la trama que hábilmente teje Murakami, irremediablemente ahogan a los que pretenden vivir bajo su sombra.
Tokio blues, de Haruki Murakami, habla de una infidelidad que solo algunos tienen la desgracia de conocer. La honda tristeza, el terrible sentimiento de no corresponder a la llamada de los que se van ¿cómo afrontar que se quiere seguir viviendo aún con la partida de un ser querido?
En este dolor, Toru Watanabé, protagonista de Tokio Blues, se reencuentra con Naoko, novia de su mejor amigo Kizuki, quien se quita la vida sin previo aviso. La amistad que nace entre ellos y después, el amor enfermo que los envuelve, nubla la vista de Toru. El bello monstruo en que se convierte Naoko, interna a Toru en un nuevo universo, donde conoce otros personajes, rotos, mujeres hermosas, pero inadaptadas y enfermas: Reiko y Midori.
Está última, la chica cuyo nombre significa “de verde”, lejos está de darle tranquilidad, Midori es un grieta honda para Toru, ya que expone a la luz, su necesidad de atravesar el dolor y dejar atrás, en su mundo de horrores a Naoko. Pero una vez más, el sentimiento de desgarradora infidelidad le muerde y envenena.
A la par, Murakami toca un tema que atañe en particular a la sociedad japonesa: el suicidio. Razón por la que se convirtió en un autoexiliado, ya que el gobierno insistía en que trivializaba este problema. Japón, es una sociedad donde morir voluntariamente es cuestión de honor, incluso el ritual Seppuku, tiene sus propias reglas, como realizar la decapitación del suicida por alguien más y la escritura previa de un jisei, (poema compuesto por uno mismo cuando se acerca la hora de su propia muerte).
El suicidio en japoneses, alcanza cifras alarmantes; cerca de 33.093 personas se quitan la vida al año, siendo sólo desbancado por Rusia. Y aunque la edad con mayor índice de suicidios es de 60 años y más, los jóvenes les siguen muy de cerca.
En esta novela, Haruki Murakami sugiere que no sólo es posible distraerse o resignarse al dolor de la existencia. Watanabé después de perderse en senderos bifurcados, acepta, que lo único que puede hacer es avanzar, cruzar el dolor como un medio de aprendizaje, como parte de la vida.
Tokio blues, nos sumerge en la atmosfera reflexiva y adolescentemente melancólica de un anime de Makoto Shinkai, su prosa nos enfrenta a emociones y a lugares que la sociedad quisiera esconder a toda costa, como los velatorios y los hospitales, los puentes donde viven los mendigos, su narrativa es fluida pero no por ello sencilla o carente de hermosas figuras retóricas. En esta novela se subraya un tipo de belleza que nunca vemos: la belleza de la fragilidad humana, de las cicatrices emocionales, la belleza de saber que todo es transitorio y que somos finitos.

Dzain
Quiero leer a Murakami!!!