31 12 2012
A pesar de todo, continuamos amando; y ese “a pesar de todo” cubre un infinito. Emil Cioran. El último día de un año, particularmente difícil. Llore lo que nunca había llorado en toda mi vida, aprendí lo que es el rencor, sentí el aplastante peso de la culpa, que como una enorme loza no te […]
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- Mamá gato
A pesar de todo, continuamos amando; y ese “a pesar de todo” cubre un infinito.
Emil Cioran.
El último día de un año, particularmente difícil.
Llore lo que nunca había llorado en toda mi vida, aprendí lo que es el rencor, sentí el aplastante peso de la culpa, que como una enorme loza no te deja moverte ni continuar adelante, aún sufro los estragos de la impaciencia y la duda de si basta hacer la cosas de corazón para que sean limpias (porque a fin de cuentas, uno podría ser malo de corazón y eso no justifica sus acciones…pero, yo no soy mala…¿o si?)
Este año aprendí que hay veces que no hay respuesta, solo queda sentir y confiar, que nadie volverá a hacerme promesas y que yo no volveré a hacerlas tampoco, que tantas cosas ingenuas y puras se perdieron para siempre. Que hay heridas que nunca sanaran.
Este año aprendí, que lejos del amor y el cariño que alguien me puede tener, siempre puede más dolor y el rencor, que una sola acción dictamina no solo lo que eres ahora, ni lo que podrías ser en el futuro, sino extrañamente también, lo que fuiste en el pasado.
Aprendí a la mala, que el desapego es el único camino, que no hay forma de tener certidumbre de nada, que no hay forma de pedirle a otro que ajuste su tiempo al tuyo y que por más que quieras, tú tampoco puedes ajustar el tuyo.
Que eso que tanto desdeñe, es lo único que en el fondo me sostiene: una estúpida y ciega fe.
Quisiera que todo estuviera bien el próximo año, que hubiera prosperidad para todos, que con desearlo pudiera cerrar todas las heridas, pero en la vida real, no puedo hacerme responsable de nadie, más que de mi. Así como tuve que aprender que aveces la tristeza de otros no emana necesariamente de mi, también su felicidad y bienestar no lo hace.
Yo no soy el centro del universo de nadie.
Más bien, todos somos bastos e inmensos universos, que colisionamos ineludiblemente.
Por encima de todo, aprendí, que aún no le tengo miedo al cáncer, pero sí al Alzhaimer y que si existiera Lacuna inc. no iría a borrar ninguno de mis recuerdos, ni los buenos ni los malos, ni los viejos ni los recientes, ni a una persona ni a otra, ni las ofensas y heridas nuevas, ni las tristezas y alegrías viejas.
Tengo una estúpida y ciega fe, de que estoy en donde debo de estar. Y de que el mundo ya se termino.
Watch your thoughts, they become words.
Watch your words, they become actions.
Watch your actions, they become habits.
Watch your habits, they become your character.
Watch your character, it becomes your destiny.
J.L
Arturo
Solo me queda decirte ¡Feliz Año!
y recuerda que cada quien está donde quiere estar!
Un fuerte abrazo!