Teneré
Un miércoles aparecieron los primeros granos de arena, remplazando el delicado polvo que normalmente se acumula en los muebles. En la televisión había alarma, el clima estaba cambiando de una forma que nadie esperaba. No habia a donde escapar, ya que incluso en Groelandia la situación era la misma. Nunca pensó que fuera a entrar […]
Un miércoles aparecieron los primeros granos de arena, remplazando el delicado polvo que normalmente se acumula en los muebles. En la televisión había alarma, el clima estaba cambiando de una forma que nadie esperaba. No habia a donde escapar, ya que incluso en Groelandia la situación era la misma. Nunca pensó que fuera a entrar sin previo aviso, imaginaba, que tendría tiempo de atracar las puertas, de tapiar las ventanas, de comprar ropa adecuada. Pero el jueves la arena ya cubría el piso de su casa, no había forma de bajar de su cama y escapara hacia la calle, pues la arena, expuesta durante toda la noche a un invisible sol estaba caliente. Tuvo que ahogar un grito, cuando vío una enorme víbora serpentear la duma en la que se había convertido su televisión. Gritó para pedir auxilio, pero solo alcanzó a escuchar rezos de su vecina y llantos de los niños, decidío entonces quedarse callada, para no provocar más esos sonidos. Su celular de última generación, habia perdido la señal y el telefono (que dudaba que sirviera) se había convertido en arena, como todo lo demás.
Durante la noche, el frío desertico la mantuvo despierta, sus finas cobijas se habían hundido en la arena al intentar hacer un puente hacia la puerta.
El viernes, despertó sin poder mover las piernas, de las rodillas hacia abajo se habia convertido en arena, una frágil estatua de arena ceniza. Se quedó recostada, sintiendo como cada palmo de su cuerpo se fragmentaba en pequeños granos. Y contrario a lo que pudiera imaginar, era una sensación agradable, dejar de ser uno solo y convertirse en miles, millones, breves e infinitos atómos. Lo último que se convirtío en arena fué la uña de su meñique izquierdo.
El sábado, la tierra estaba poblada de víboras que serpenteaban las dunas, que hace mucho tiempo, una civilización perdida llamabaa ciudades.
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