El refrigerador abierto…
El tocar fondo no es un retiro de un fin de semana, no es un maldito seminario. Deja de intentar controlarlo todo y suéltate de una vez. Suéltate. -Tyler Durden Tendemos, por obvias razones a ver todo desde nuestra limitada perspectiva, suponemos que si algo funciona (o no) para «mi», deberia de funcionar (o no) […]
El tocar fondo no es un retiro de un fin de semana, no es un maldito seminario. Deja de intentar controlarlo todo y suéltate de una vez. Suéltate.
-Tyler Durden
Tendemos, por obvias razones a ver todo desde nuestra limitada perspectiva, suponemos que si algo funciona (o no) para «mi», deberia de funcionar (o no) para «todos». Por ello, tenemos gente con biblias tocando a nuestras puertas y Hare Krisnas persiguiendote en las calles.
A pesar de que mi vida es muy «fácil» y carece de «verdaderos» problemas, no he logrado sentirme bien. Mi condición se podria equiparar a la del rockstar que lo tiene todo, pero que ese todo lo unico que le provoca es un enorme vacio. Un dia, me tope con un libro de Zen y senti que todo lo que necesitaba saber -o que ya presentia-, estaba ahi. Desde entonces, he intentado leer lo más que puedo al respecto y trato de que el Zen sea parte de mi enfoque para afrontar mi realidad; además de que me parece un delicioso rompecabezas, una paradoja cuantica, un poema ancestral.
El zen no se enseña, no va a tocar a tu casa…tú llegas al zen. Y los adeptos, por la misma mécanica del zen, no necesitamos obligar a nadie a ver el mundo con nuestros ojos -discutimos los puntos de vista, para poner a prueba los propios-, sin embargo, igual que con un buen amigo que visita tu casa, le abres el refrigerador y le dices: toma lo que necesites. Puede que su hambre sea mucha y coma varios de tus viveres, puede que solo tenga sed y se tome un vaso de leche, puede que no se le antoje nada de lo que hay en tu refrigerador.
Ultimamente puedo ser muy latosa con el tema, pero es algo que se esta adhiriendo a mi y me ha cambiado la forma de ver las cosas, se sentirlas, por lo que me es casi imposible no mencionarlo por aqui o por alla.
Ahora estoy leyendo un libro que creo tendré que releer muchas veces más, «La doctrina Suprema. El zen y la psicologia de la transformación» de Hubert Benoit, del capítulo «Emoción y estado emotivo», les dejo el refri abierto.
(…)El ser humano al que generalmente llamamos «desesperado» no está definitivamente desesperado, está lleno de esperanzas que el mundo se niega a satisfacer; por lo tanto es muy desgraciado. El ser humano que ha llegado a una verdadera desesperación, el que ya no espera nada del mundo de los fenómenos, se llena de gozo perfecto al que por fin ha dejado de oponerse (…)
(…)En nuestro deseo de escapar de la angustia, buscamos doctrinas de salvación, buscamos un maestro. Pero el maestro no está lejos y ofrece constantemente sus enseñanzas: es la realidad tal cual es, es nuestra vida cotidiana(…)
(…)No es la impotencia misma la que causa la humillación, sino el impacto que experimenta mi pretensión de omnipotencia cuando choca contra la realidad de las cosas.
(…)Recordemos que la naturaleza de las cosas es para nosotros el mejor y más humillante de los maestros y que nos rodea con su ayuda vigilante. La única tarea que nos incumbe es comprender la realidad y permitirnos ser transformados por ella (…)
(…) la emotividad reacciona a las imágenes imaginarias igual que reacciona a la imágenes reales (la emotividad no diferencia estos dos tipos de imágenes, un hombre celoso que imagina una escena en la que su esposa lo engaña se conmueve tanto como lo haría si la escena fuera real). Pero, por otra parte, el estado emotivo reacciona a las elaboraciones del filme imaginario; si me sucede una desgracia real que me entristece, comienzo a imaginar infinidad de otras desgracias y todo lo percibo bajo el mismo color sombrío. De este modo se establece un círculo vicioso de reacciones dobles.
Además, en la relación entre emotividad y filme imaginario interviene otro factor aun más importante. Hasta cierto punto, el filme imaginario se parece al real, los filmes que inventamos necesariamente están elaborados con elementos del mundo exterior recibidos en el pasado, pero existe una diferencia esencial entre estos dos tipos de filmes. El real es inventado por el Cosmos, su fuente es la fuente cósmica, que es la Causa Primera del Universo, por lo tanto, cada filme real es armónico, se equilibra en el Todo. Su centro fijo es el Noúmeno, y en este filme no puede haber fijeza fenoménica; sólo es movimiento puro. Por el contrario, el filme imaginario está centrado en mi Ego, en “yo” pretendiendo ser absolutamente un individuo “distinto”, su fuente, su centro, no es el centro nouménico inmutable del Cosmos, sino un centro falso, excéntrico. Y en este filme existe, al mismo tiempo fijeza fenoménica derivada de ese centro fenoménico. Esto se revela en el hecho de que mis ensoñaciones, si bien están hechas de imágenes móviles, son imagines, que giran alrededor de una idea fija, son más o menos obsesivas. A esta fijeza fenoménica corresponde una fijeza en la reacción emotiva, un espasmo emotivo, un estado emotivo.
La reacción emotiva al filme imaginario real es sana y normal, ya que es una reacción a la realidad relativa normal de los fenómenos cósmicos. La reacción emotiva al filme imaginario es anormal e insana, en realidad, es una reacción a imágenes anormales ya que el centro formador de estas imágenes no es el centro real del Universo. (…)
(…) Las emociones nunca son puras, siempre hay un estado emotivo coexistente y mucho más si el sujeto está dotado de necesidad de Absoluto, de avidez de “ser” de “idealismo”. (…)
(…) Entonces, hay dos tipos de filmes imaginarios, dos tipos de respuestas emotivas, y en la práctica, en nuestra fenomenologia interior, dos emotividades; una autentica que responde al filme real y corresponde al plano de la sensación (sensopercepcion del mundo exterior) y una ilusoria o emotividad falsa, que responde al filme imaginario y que responde al plano de las imágenes(…)
(…) La emotividad falsa esta relacionada con la imagen ideal que me hago del mundo y de mi mismo, con mi deseo de verme en situaciones “bellas, buenas y verdaderas” y con mi temor de verme en situaciones “feas, malvadas y falsas”. Mi reacción autentica a una circunstancia determinada se burla del “ideal”, solo depende de mi visión del mundo exterior; pero mi reacción emotiva falsa puede ser radicalmente diferente porque depende de la visión ideal que tengo de mi. Esta hecha de los sentimiento que albergo, no ya relacionado con el mundo exterior, sino con mis actitudes ante ese mundo. Debido a esto, puedo a veces estar alegre (en mi emotividad imaginaria) y al mismo tiempo, auténticamente triste en mi emotividad autentica, o al revés.
(…) ¿Por qué a partir del espasmo se libera un nuevo filme imaginario que impide mi inmovilidad? Porque existe en mi una falsa creencia según la cual la inmovilidad es peligrosa, mortal, por falta de fe en mi Principio todavía creo que debo lograr la salvación por mis propios medios, llegar a la realización mediante una actividad personal. Mientras opere en mí esta creencia no puedo evitar que el espasmo libre un nuevo filme imaginario y que se produzca un circulo vicioso de agitación.
Para llegar a mariposa, la oruga tiene que entrar en la inmovilidad de la crisálida. Cuando estoy agitado en el círculo vicioso de los estados emotivos y los filmes imaginarios, soy comparable a la oruga que lucha amargamente contra el proceso de transformarse en crisálida porque considera que la inmovilidad es un peligro.
Supongamos que un fracaso me produce un espasmo de humillación, sino realizo una acción interior correcta, mi humillación pasara mas o menos rápidamente y tarde o temprano saldré de ese estado, dejare de sentirme humillado; pero entonces, habré vuelto, a mi pretensión habitual, y por lo tanto, estaré abierto a una nueva humillación eventual. Si, por el contrario, en mi estado de humillación adhiero conscientemente al espasmo, mi humillación desaparece, sin que reaparezca, sin que reaparezca mi pretensión: mi humillación se transforma en humildad.
Este trabajo implica la correcta “desesperación” de la que nace la Esperanza. Hasta ahora yo esperaba que las conclusiones de mi filme imaginario borraran algún día mi espasmo, cuando tenía alguna preocupación, llevaba a cabo la tarea forzada y estéril de rumiar (porque de manera implícita, creía que era útil); estaba en la cárcel en la cual me encerraba mi absurda confianza en la imaginación. Ahora he visto mi imaginación tal cual es: un camuflaje estéril, la esperanza que ponía en su actividad se ha transformado en Esperanza en su no-actividad; la puerta de mi prisión se abre. Por fin tengo el derecho de sufrir sin rumiar, es decir, sin perpetuar mi sufrimiento. Por fin tengo el derecho de beneficiarme de la inestabilidad esencial de mi sufrimiento, de permitirme ser aliviado por el Principio sin hacer algo. Al permitirme dejar de sufrir sin razón, sacrifico mi sufrimiento; con vistas a mi deseada transformación, almaceno la energía vital que hasta ahora despilfarraba
Mr. Chezzy
«Cuando no eres, eres el Todo.
Cuando eres, sólo eres un pobre ego.
Cuando no eres, tienes toda la extensión
de la existencia como Ser.»
Tilopa.
…un bocado de mi hielera, por la brisa fresca de tu refri…
a
eres un pendeja estupida q no entiene nada ve y chinga tu madre pendeja